Abrid un navegador. No hay compañía, proyecto o libro sobre producto digital que no utilice hasta la saciedad el acrónimo UX.

Equipos, organigramas y gurús diversos se llenan la boca de él a diario en redes sociales y publicaciones varias. Hay que contratar UX, diseñar buena UX, hay que poner al usuario en el centro de todo.

¡Es mentira! Así de fácil. Y te explicaré por qué en esta charla. Te contaré por qué este discurso, articulado de este modo no sólo es ineficiente, sino que es tóxico y nos está haciendo concebir peores productos y tomar decisiones de forma menos eficiente.

Porque ha llegado el momento de darle unos puñetazos a una disciplina que ha crecido podrida casi desde la base y, también, por equilibrar la balanza, quiero contaros qué podemos hacer para rearmarla de nuevo con sentido y propósito en nuestros equipos y compañías.

Hablar de UX hoy es hablar de excusas y de expectativas que no se cumplen. De balones fuera y de estrellas de rock de karaoke.

¿Que quién soy yo y qué autoridad tengo? Llevo más de 25 años diseñando productos digitales. Algunos con bastante éxito. Empecé en el año 2001 y milité en el que probablemente fuera el primer equipo de UX de España. Vivo de esto desde hace una vida, miro la disciplina a mi alrededor y creo que ya hay que empezar a decir que el emperador está desnudo.

¿Será una charla agria? No, será una charla amable, didáctica y llena de humor. Una charla para construir y para divertir. Una charla para recordar cuando estés sentado en tu silla el lunes siguiente.